
La justicia se ha comportado como si la sociedad ecuatoriana tendría una discapacidad mental y una memoria de pulga. Le ha dado todas las facilidades a Lenín Moreno, a pesar de las evidencias y de los datos que la Fiscalía ha recabado.
Primero fue un proceso largo, denso, oscuro y con una espera de 5 años. La Fiscalía construyó el escenario para la impunidad y ahora reniega de la actuación de un juez. ¿Quién le entiende a la señora Diana Salazar?
Y ahora, los involucrados y señalados van a ser tratados como unas santas palomas.
¡Qué diferencia con los allanamientos y “tumbapuertas” con gente inocente y con la simple denuncia o acusación de un supuesto periodista o un periodicazo!
O ahora se hacen las cosas como es debido o hay un doble rasero.
Lo cierto es que este fin de semana tenemos a dos de los más representativos del neoliberalismo criollo y del autoritarismo procesados. El uno se llama Lenín Moreno
y el otro
Guillermo Lasso. Este último ya sabe que le espera un proceso político que solo podrá saldarse con un “baño de verdad” que todo el país requiere de urgencia.
Los amigos de Lenín Moreno en la OEA y en los foros de la más rancia derecha continental han salido a defender a Lasso. Lastimosamente lo hacen con los argumentos menos inteligentes y desde una condición de supuestos demócratas que no les queda bien, no solo por su pasado sino por su prontuariado político.
Y siendo importante, lo de fondo es que estos dos personajes son los responsables del estado calamitoso de la economía, de la violencia criminal, de la inseguridad y del éxodo migratorio que retrata a un país HECHO PEDAZOS, en quiebra y sin ninguna perspectiva de mejoramiento en el corto y mediano plazo.
Miles de muertos, sicariato por todas partes, narcotráfico a la orden del día, corrupción de alto vuelo y un abuso de todas las instituciones a su cargo, son parte de lo que el juicio de la historia colocará en un pedestal para Moreno y Lasso, que son parte de una misma matriz ideológica. La otra parte es la persecución y el montaje hecho contra quienes hemos sido parte de una prensa crítica y un movimiento social que no acepta la imposición de la NECROPOLÍTICA. PUNTO.
R.P.U.
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