
La expectativa del anuncio de una cadena nacional, en la cual hablará el Presidente de la República no es una alerta para la ciudadanía, porque todos suponen que habrá noticias buenas o medidas a favor de la mayoría. Pero, lamentablemente, con Guillermo Lasso esas cadenas o son para acusar a sus adversarios políticos con supuestas amenazas y denuncias supuestamente graves o, como la del martes en la noche, para decirnos que vivimos en el mejor de los mundos posibles y que el desempleo es el más bajo de la historia contemporánea.
Aquí no estamos para reemplazar a los expertos, pero para desmentir lo dicho por Lasso no hace falta ser un analista o académico. Bastaría con el sentido común, andar las calles, mirar por las carreteras o en los comercios de los barrios más pobres del Ecuador. En otras palabras: no tenemos el desempleo más bajo de la historia y tampoco es que la calidad del empleo es ahora algo con lo cual podamos aplaudir a nuestras autoridades (algunas de ellas bajo la lupa de la Fiscalía, por cierto.
Además, el señor Presidente cree que usando palabras bonitas o conceptos rimbombantes ya arregla la realidad. Usar la categoría contemporaneidad no solo es un insulto a la inteligencia, sino que apela a un disparate que podría generar una perversa pedagogía. Como es de conocimiento general, la mayoría de los autores ubican el inicio de la contemporaneidad con los finales del siglo XVIII y principios del XIX, o con el inicio de la Revolución Francesa.
Por tanto, decir que el desempleo es el más bajo de la historia contemporánea quisiera decir, según Lasso, que es el más bajo desde los tiempos de la Independencia, antes de la fundación de la República, en 1830. Si así fuese, ya podríamos darle el Premio Nobel de Economía al ilustre banquero ecuatoriano que tiene un cuñado incrustado en una denuncia de corrupción por hacer magia con los contratos de las empresas públicas.
Si sus asesores, ministros o aduladores de la Mafia Mediática le aplauden por esas expresiones, queda claro quiénes nos gobiernan y quiénes escriben y hablan en la prensa oficialista y gobiernista. No podemos, en honor a la verdad y por respeto a la historia, confundir en medio de una cadena nacional a los jóvenes o niños que si se comen esa mentira crecerán con un error conceptual monumental.
Ya tuvimos una mentira que se ha sostenido como discurso oficial: que el actual Gobierno ha invertido en lo social como nunca antes. Pero, ya se ha demostrado que siendo falsa esa afirmación las cifras del Presidente Lasso incluyen en el presupuesto de inversión social los sueldos del personal médico y de los profesores, lo cual no es inversión sino gasto corriente. Pero si lo dice un banquero sorprende más, pues es de suponer que maneja los números.
Ahora, con respecto al desempleo, lo que no nos ha dicho el presidente es el número de ciudadanos que ya no cuentan en las cifras económicas porque YA NO ESTÁN EN ECUADOR y también aquellos que sin tener un trabajo seguro y permanente están haciendo cosas muy esporádicas o de baja calidad. El llamado PLENO EMPLEO no ha crecido ni siquiera a los niveles de 2019, antes de la pandemia. Y cuando menciona que casi medio millón de empleos se han creado en su mandato deja de lado que son apenas los que se recuperan desde la pandemia.
Así que, por favor, señor presidente, MÁS RESPETO AL SENTIDO COMÚN Y A LA INTELIGENCIA DE NUESTRA CIUDADANÍA, PUNTO.
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