¿LASSO SE ENREDA EN LA CORRUPCIÓN DE SUS AMIGOS O AL REVÉS?


La renuncia del secretario anticorrupción, el exconsejero electoral Luis Verdesoto, y un audio donde se señala al cuñado de Guillermo Lasso como el que designa ministros hicieron de este lunes el más amargo de todos los vividos por el Presidente de la República desde el 24 de mayo de 2021.

De inmediato cualquiera se pregunta: ¿a cuál de sus amigos periodistas usará ahora para hacer una entrevista donde lo niegue todo y donde apele a los mismos recursos de siempre para culpar a otros, para hablar del pasado y de una supuesta honestidad que ya queda en duda completamente?

Más allá de eso, hay algo de fondo, que no deja de ser un tema central en todo esto: en la página 14 del informe de despedida de Verdesoto y en las conclusiones queda en evidencia el MODUS OPERANDI de la estructura criminal que se armó en las empresas públicas desde la llegada al poder de Guillermo Lasso.

Si para algo sirvió la renuncia del exsecretario Anticorrupción ha sido para remarcar lo que ya se ha denunciado desde el 8 de enero: la colusión de grupos, personas y empresas ligadas a los exfuncionarios del Banco Guayaquil en el Gobierno para hacerse de todos los contratos de las empresas públicas. Ese documento hay que guardarlo como una pieza de oro para destrozar el discurso de Lasso en cada intervención televisiva y algo que no queda por fuera del relato político: FUE UNA PATRAÑA MONUMENTAL AQUELLA DE QUE LLEGÓ AL PODER PARA IMPEDIR EL REGRESO DE RAFAEL CORREA.

Cualquier persona con un poco de sentido común pensaría dos cosas al respecto:

1.- Lasso no quiso y no quiere que regrese Correa al poder porque no podría hacer los negocios ahora descubiertos.

2.- Durante más de 10 años se preparó para tomarse los negocios estatales para sus negocios particulares y por eso puso todo y de todo para llegar a la Presidencia. Lo cual incluyó a un aparato mediático a su servicio, bien aceitado y con la narrativa perversa de que la Revolución Ciudadana impedía el libre mercado y también se contaminaba de corrupción.

Sea lo que fuere, hoy por hoy, hay una crisis muy grave de legitimidad en el Gobierno y en su mayor representante. Por más que Lasso insista que hay una conspiración en marcha, que una comisión parlamentaria al investigar la corrupción sea golpista y que una consulta innecesaria y hueca sea solo para favorecer a los antipatria, ahora ya estamos frente a un escenario crítico que no puede dar marcha atrás.

Lamentablemente se añade a eso la decisión de la Corte Constitucional de destituir a los 7 consejeros del Consejo de Participación, espacio institucional donde Lasso tenía control, gracias a uno de los abogados menos reputados y uno de sus empleados, el señor Hernán Ulloa. Con eso no solo pierde la democracia, sino que hemos confirmado que a la derecha no le interesa un sistema de independencia de funciones y, mucho menos, de respeto a las normas básicas de convivencia. Solo quiere el poder para hacer negocios y la democracia para maquillar su codicia permanente.

POR RADIO

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